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#9 - Séneca: el Estoico rico

Episode Summary

En este episodio te acerco a la figura de Séneca, el Estoico más interesante. Fue senador, inversor, tutor y consejero del emperador Nerón. Séneca era rico, lo que le llevó a ser tildado de hipócrita en más de una ocasión. Es el ejemplo de que el Estoicismo y una vida plagada de lujos pueden convivir a la perfección.

Episode Transcription

“El que tiene mucho, desea más. Lo cual demuestra que nunca tiene bastante. Pero el que tiene bastante, ha conseguido algo que el rico no conseguirá jamás.” – Séneca

Hola Estoico, Hola Estoica! Soy Pepe García y estas escuchando el podcast de El Estoico: el podcast de Estoicismo en español en el que vamos a hablar de Estoicismo, de figuras estoicas y de ejercicios que puedes poner en práctica desde ya para mejorar tu vida. ¡Arrancamos!

Te quiero dar la bienvenida a este nuevo episodio de El Estoico, episodio número 9 en el que vamos a hablar de una de las figuras estoicas más importantes: Séneca. Sois muchos los que me habéis pedido en redes sociales que empezara a hablar más en este podcast de los estoicos romanos, y aquí tenéis al primero de ellos.

Lucio Anneo Séneca, también conocido como Séneca el Joven, nació aproximadamente en el año 4 a.C. antes de Cristo en Córdoba, pero creció y murió en Roma, en el año 65 d. C.

Desde muy joven se vio influenciado por el Estoicismo. Para él, seguir los preceptos de la escuela estoica es el camino natural para alcanzar la felicidad. Del Estoicismo destaca su carácter práctico, aplicable a la vida cotidiana, cuyo objetivo es acercar a los hombres a la virtud. Y, como Marco Aurelio, rigió su vida por los principios de la ética, la moralidad y la rectitud.

Ahora, reflexiona sobre esta pregunta: ¿cuántos ricos conoces en la actualidad que se rijan por los principios de la ética, la moralidad y la rectitud? 

Sin embargo, a pesar de identificarse con los preceptos del Estoicismo, las obras de Séneca están plagadas de referencias al Epicureísmo. Con ello, Séneca incorporó a la filosofía un nuevo tipo de pensamiento, conocido como “Estoicismo nuevo”, característico por ser algo más abierto que el “Estoicismo clásico”.

Como escritor, Séneca es recordado como uno de los mejores y más prolíficos representantes de la doctrina estoica. De hecho, su obra es la principal fuente de estoicismo que se conserva hasta hoy, aunque no fue el más prolífico de los estoicos antiguos. Este honor le corresponde a Crisipo, pero sus obras no han sobrevivido al paso del tiempo. Una pena.

El legado que Séneca nos ha dejado va desde el envío de cartas al procurador romano Lucilio (sus famosas “Cartas a Lucilio”), hasta obras de teatro y tratados, entre los que se encuentran las destacadas “Sobre la Felicidad” y “Sobre la Brevedad de la Vida”. Te recomiendo todas y cada una de ellas.

Son obras sencillas de leer, pues su estilo es mundano, poco técnico y muy directo, y puedes encontrarlas todas si vas a mi página web, elestoico.com, y visitas la sección llamada “Biblioteca Estoica”.

Varias veces en sus obras, Séneca explica el mejor camino para alcanzar la serenidad. Básicamente, y cito sus palabras “necesitamos utilizar nuestra capacidad de raciocinio para alejar todo lo que nos excita o nos aterra. Si podemos hacerlo, disfrutaremos de una serenidad inquebrantable y una libertad duradera, y experimentaremos una alegría ilimitada, firme e inalterable.”

De hecho, Séneca afirma que “quien practica los principios del estoicismo debe, tanto si quiere como si no, estar asistido por una jovialidad constante y una profunda alegría, ya que encuentra deleite en sus propios recursos, y no desea gozo más grande que el interior.”

En otro lugar, Séneca dice a su amigo Lucilio que si desea practicar el estoicismo, tendrá que “aprender a sentir alegría”. Añade que una de las razones por las que quiere que Lucilio practique el estoicismo tiene que ver con su deseo de que su amigo “no se vea privado de la alegría”.

Por eso, quienes piensan que los estoicos son una pandilla taciturna y sosa, tal vez se sorprendan ante estos comentarios, que no hacen sino reafirmar que se puede ser estoico y disfrutar de un estado de alegría constante. Y no sólo eso, sino que el Estoicismo puede ayudar de forma directa a ser una persona más alegre.

En mi opinión, Séneca fue el mejor escritor de todos los estoicos que conozco, y eso incluye a Marco Aurelio o Epicteto. Sus obras están redactadas de una forma maravillosa, y lo que más me gusta de los escritos de Séneca es que trata muchos temas inherentes al ser humano, como por ejemplo la felicidad, la amistad, los viajes, el comportamiento social, y la soledad, entre muchos otros. En sus obras, Séneca rezuma comprensión hacia la condición humana, hablando de aquello que suele hacer infeliz a la gente, como la aflicción, la ira, la vejez y la ansiedad social, y sobre qué podemos hacer no sólo para que nuestra vida sea tolerable, sino también feliz.

En realidad, pienso que aunque no hubiera escrito una sola palabra sobre filosofía, Séneca habría sido incluido en los libros de historia por otras razones diferentes. Y es que, además de filósofo, Séneca fue un dramaturgo de éxito, tuvo éxito en iniciativas financieras, tenía un gran olfato para los negocios y, además, fue senador, tutor, ministro y el principal consejero del emperador Nerón.

Por eso, para los que me preguntan si ser estoico es lo mismo que conformarse y llevar una vida pasiva, que tomen el ejemplo de Séneca. Escritor, inversor, político, senador, tutor y consejero de un emperador romano. No parece ser una persona demasiado pasiva y conformista, ¿verdad?

Como ya puedes intuir, a Séneca no le iba nada mal en el terreno económico. De hecho, era conocido por amasar una fortuna considerable y se dice que fue una de las personas más ricas del mundo en ese momento, algo que dio origen a la acusación de que Séneca era hipócrita, ya que defendía la moderación mientras llevaba una vida de extrema opulencia. 

Pero Séneca se defendió de esos ataques argumentando que se puede tener mucho dinero y vivir conforme a los preceptos del estoicismo perfectamente. A diferencia de la escuela cínica, el Estoicismo no exige a sus seguidores adoptar un estilo de vida ascético. Por el contrario, los estoicos creían que no había nada malo en disfrutar de las buenas cosas que la vida puede ofrecer, siempre y cuando seamos cuidadosos con el modo en que las disfrutamos.

En concreto, hemos de estar listos para renunciar a lo que tenemos sin lamentarlo si cambian nuestras circunstancias. La clave está en desarrollar una sana indiferencia y desapego con todas nuestras cosas, sabiendo que un día podemos perderlo todo.

La relación de Séneca con la corte imperial fue bastante más complicada. Cuando Claudio se coronó emperador, lo condenó a muerte por cometer (presuntamente) adulterio con Julia Livina, sobrina de Claudio. La sentencia fue conmutada por el destierro y la confiscación de todas sus propiedades, y así, en el año 41 d. C., Séneca, pasados los cuarenta años de edad, fue enviado a Córcega. Se sabe que, durante este tiempo de destierro, leyó, escribió, hizo un estudio de la isla y practicó el Estoicismo.

Ocho años más tarde, Agripina pidió a Claudio que levantara el destierro a Séneca para que este pudiera trabajar como tutor de su hijo Nerón, que por aquel entonces tenía unos 11 o 12 años. Así pues, Séneca regresó a Roma después de ocho años de destierro. Una vez instalado en la sociedad de su tiempo, se nos dice que fue “el ciudadano más célebre de su época: el mayor escritor en prosa y verso, el hombre más elevado de la literatura desde la edad de oro a principios de siglo y el favorito de la emperatriz”.

Cuando años más tarde Nerón se convirtió en emperador, Séneca fue ascendido a consejero, junto con Sexto Afranio Burro, el prefecto de la guardia pretoriana, y pasaron a formar parte del círculo de mayor confianza del emperador Nerón. Durante los primeros años, Séneca y Burro pudieron tener bajo control los primeros destellos de locura de Nerón y el Imperio romano gozó de cinco años de buen gobierno.

Pero unos años más tarde, Nerón ordenó el asesinato de su madre Agripina. El emperador, como haría años después también Domiciano, comenzó a desconfiar de todos aquellos que le rodeaban y empezó a oponerse a los consejos de Séneca y Burro. En el 62 d.C murió Burro, no sabemos si por una enfermedad o por envenenamiento. 

Poco después, Séneca decidió retirarse de la vida pública, alegando vejez y mala salud, siendo consciente del peligro que suponía estar cerca de un emperador Nerón que actuaba de forma cada vez más imprevisible. Nerón le permitió retirarse, pero su retiro fue efímero.

Los consejeros que sustituyeron a Séneca convencieron a Nerón de que el filósofo estoico había participado en una conspiración contra él, y en el 65 d.C. Nerón ordenó su muerte.

Cuando los amigos presentes en su ejecución rompieron a llorar por su destino, Séneca les reprendió. Les echó en cara qué había sido de su estoicismo.

Y hasta aquí el episodio de hoy, espero que te haya gustado y que lo pongas en práctica. Si quieres ayudarme a que el podcast de El Estoico crezca y pueda ayudar a mas gente, te animo a suscribirte y recomendarlo en la plataforma de podcast que utilices, en redes sociales o, mejor aún, a tus amigos. Y si quieres mandarme alguna idea o quieres que hable de algo en especial, puedes contactarme a elestoico.com@gmail.com o en cualquiera de mis perfiles de redes sociales: @elestoicoesp

Nada más por hoy, muchísimas gracias por estar ahí y ¡hasta la próxima!